XV

Es un poco como romperse las costillas conteniendo gritos y recuerdos y nostalgias y miradas fugaces que no le dejan ya espacio al aire que ingresa en tus pulmones y pronostican estallidos tormentosos. Es como un corazón a mil rogando que la lluvia sea durante todo el año para llevar abrigos gruesos o para no salir de casa o para llorarte igual que te lloran las nubes y diluirme en lágrimas con tal de que dejes ya de mirarme, dejes ya de encontrarte conmigo en cada esquina y de quebrarme tanto por dentro.
Yo estaba bien sonriéndole a todos con tal de salvar la situación, diciendo que los ojitos llorosos son así de siempre no de heridas sin sanar. No necesito que me hundas ni necesito que me salven.
Me necesito a mí de vuelta

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